martes, 17 de febrero de 2009

Clap y Bel Mondo el de Fricción

El plan es tan simple como necesario recordarlo. Canciones. Hablan. Dicen lo necesario.
Lunes de tormenta que no fue en esta ciudad cuadrada, dedicado a dos artistas que, cada uno en lo suyo y a su medida, aportaron lo suyo al rock criollo: Diego Frenkel y Richard Coleman. 1986, como caprichoso hilo conductor.
(Vuelto que se cae de los bolsillos), las primeras desnudan estado de ánimo: Como vos y Río herido, del primer disco solista de Frenkel.
De ahí a Huija. Después, Bel Mondo para pasar a la "prehistoria" del cantante de La Portuaria: Clap.
Primera parada en 1986: escuchamos Brujos (Brujerías flotantes), Atlántida (O la laguna de Ness) y Obsesivo (Obsesivo y frustrado).
Despedimos la primera hora de Scaramanzia con un repaso de algunas cosas que distinguieron el tatuaje del error argento durante el año 1986 de Nuestro Señor Jesucristo.
Mientras la noche tiñe con su paleta de colores las diagonales y las plazascada6cuadras, las canciones aterrizan en el planeta Coleman: Sádica y Meteoro, de Dark, uno de mis preferidos de L7D.
Obsesiones en forma de rocanrol arrojadas por uno de los artistas más inquietos de la inquieta escena que conocemos como los ochenta: Metrópoli y Fricción, grupos postales de esos años en los que todo se construyó y destruyó tan rápidamente en nombre de ese Amor de primavera (que sigue dando vueltas).
Repaso por los discos editados en 1986, para despedirnos con el segundo disco de la banda liderada por el primer pelado del rock argentino: Llegando los monos, de Sumo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario